Act.8 Recursos naturales del individuo Uni.1
Actividad 8 / Unidad 1
Recursos naturales del individuo
Todas las personas tienen un importante potencial constituido por las capacidades y habilidades con las que nace y las que desarrolla y las que adquiere a lo largo de su vida. Ese potencial está en relación directa con todo lo que nuestro cerebro nos permite hacer, pero en la misma medida también depende de nosotros mismos, de cada uno de nosotros, nuestra personalidad, experiencias y vivencias.
Después también debemos tener en cuenta a las personas que conocimos y con las que nos relacionamos a lo largo de nuestras vidas, las que nos acompañan, las que nos encontramos, las que nos educaron, las que nos amaron y a las que amamos
Pasado, presente y futuro, experiencias, sentimientos, relaciones, e incluso la forma en la que sentimos y vivimos cada experiencia forma parte de cómo somos y de lo que hacemos con ese potencial. Pero siempre en primer plano, y pase lo que pase, somos nosotros los que lo poseemos: cada uno de nosotros, todos.
Una parte importante de ese potencial se utiliza día a día, se detecta, identifica y aprovecha de forma práctica y cotidiana. Es lo que nos permite aprender, tomar decisiones, actuar y relacionarnos con los demás. Es esa parte de nuestro cerebro que siempre, o casi siempre, está funcionando.
Ese aprovechamiento del potencial humano es lo que llamamos recursos naturales del individuo. Todos los tenemos y prácticamente desde el primer instante de nuestro nacimiento iniciamos su aprovechamiento. A veces con un gran esfuerzo y otras veces casi sin darnos cuenta, vamos generando recursos, aprendiendo a hablar y a expresarnos, a ver y comprender el mundo que nos rodea, a encontrar y contactar con otros.
Aptitudes y actitudes. Otra parte de ese potencial lo intuimos. Sabemos que está ahí por que constantemente vemos su rastro, ya sea en nosotros mismos o en otras personas. Es lo que habitualmente conocemos como aptitudes. Es decir las tendencias naturales que una persona tiene para realizar determinadas actividades con mayor acierto que los demás. Las aptitudes son, en realidad, una manera intuitiva de aplicar y utilizar ese potencial en una actividad concreta. Cuando el aprovechamiento del potencial coincide con un trabajo o profesión lo bautizamos como vocación.
Sin embargo, no todos llegamos a identificar, o darle salida a nuestro potencial en forma de aptitud o vocación, quizá por que no a todos les aflora a la superficie de forma evidente, o quizá por que no todo el mundo tiene los medios suficientes para hacerlo aflorar.
Pero sería un error limitar el potencial humano a las aptitudes y la vocación. El motivo es sencillo: aunque sólo unos cuantos poseen o encuentran eso que llamamos aptitudes o vocación, el potencial es algo tan común y natural como tener cerebro y saber utilizarlo
¿Saber utilizarlo? No, no se trata de una ironía malintencionada, sino de una sutil realidad. Todos tenemos un pequeño, pero extraordinario, cerebro humano en nuestra cabeza, y sólo por el hecho de estar ahí, ya está funcionando. El cerebro regula las funciones vitales de nuestro cuerpo y también nos permite sentir, ver, desplazarnos, actuar e interrelacionarnos con el mundo que nos rodea. Junto a estas funciones vitales, sensoriales y de acción, realizamos otras muchas. Por lo tanto, el hecho de tener cerebro y que funcione no es lo mismo que saber utilizarlo.
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